Estoy que me salgo de contento, ya que esta semana pasada hemos conseguido algo increíble: llegar a los mil ejemplares vendidos de los libros de ¿Jugamos a una aventura?
Puede que no parezcan muchos, pero yo recuerdo cuando en septiembre del año pasado me dije ¿y si escribo una novela para niños?
Un año y unos pocos meses después tenemos cuatro novelas publicadas y hemos conseguido que cientos de niños intenten rescatar a sus padres a los que unas extrañas criaturas han secuestrado, traten de llevar al dulce y sobrenatural Rai de vuelta a su casa sin que su tío, el malvado mago, los atrape, consigan encontrar al monitor de campamento desaparecido y además un tesoro, y hayan sido capaces de desbaratar los planes del terrible Zur para gobernar a toda la galaxia.

No puedo sentirme más orgulloso de esta foto.
Algunas veces se habrán equivocado en la elección de las decisiones, pero errar es de sabios, así que habrán probado ir por otro camino para llegar al mejor final.

Mala elección, la Tierra ha sido conquistada, a volver a probar.

Aquí nos metimos en un buen lío, pero fue divertido.
Pero lo más importante es que por el camino hemos conocido a fantásticos compañeros de viaje.

¿Cómo no cogerle cariño al agradable Rai?

De esta banda de frikis nos hemos hecho inseparables.
Pero, más que alegría, sobre todo lo que siento es un profundo agradecimiento a todos los que habéis confiado en nuestros libros, o mejor aún, nos habéis confiado a vuestros hijos para llevarlos a lugares lejanos repletos de aventuras.
Por supuesto esto va a seguir, ya que espero sacar una nueva novela en unos meses. ¿Hasta dónde llegaremos? El tiempo lo dirá.
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