DESAPARICIÓN EN EL BOSQUE: ESCENA 4

¡Muy bien! Casi todos acertásteis la escena de ayer, pero hoy se complica más, estamos llegando al final. 

Como siempre, podéis votar hasta las 8 de la noche y a las 9 pongo la respuesta.

Tardáis casi una hora en llegar a su cabaña, no porque esté lejos, sino porque el anciano cojea mucho y anda muy despacio. Al llegar a la casita de madera se te ocurre que Felipe y tus amigos se van a preocupar por ti, pero ya no puedes hacer nada.

   —Espera aquí —te dice Javier.

   Este entra en la casa y escuchas ruidos como si alguien estuviera revolviendo un baúl. Diez minutos después sale.

   —¡Lo encontré! —exclama, enseñándote un viejo cuchillo. Le miras sin entender.

   —Mi padre me habló de la moneda que encontró tu amiga. Me dijo que pesa sobre ella una maldición y que el que la encuentra invoca sin quererlo al licántropo. Me dijo que si alguna vez pasaba, este cuchillo nos ayudaría.

   —¿Licántropo?

   —Hombre-lobo para entendernos. Siente atracción por esa moneda, que es mágica, y viene desde otro mundo para recuperarla y a veces se lleva con él a la persona que la tiene.

   —¿Qué podemos hacer? —preguntas temblando.

   —Encontrarlo antes de que se lleve a tu amiga o le haga daño y rescatarla.

   —¿Pero dónde está?

   —No le gusta nada la luz del sol, así que se habrá escondido porque ya es de día, y creo que sé dónde.

   Te internas más aún en el bosque con el anciano y a las dos horas llegáis a un claro donde hay una enorme mansión muy vieja y en mal estado, que se nota que lleva muchos años abandonada. Puedes ver que una parte de la entrada principal amenaza con derrumbarse y hace ya mucho tiempo que alguien rompió las ventanas a pedradas, aunque no ves restos de cristales, por lo que imaginas que cayeron al interior de la casa. Además, también hay un acceso al sótano a través de una puerta que está medio abierta y de la que asoma una escalera de madera que parece en buenas condiciones.

   —¿Se esconde ahí? —preguntas.

   —Seguro. —Javier te señala a un árbol cercano. En su tronco ves unas marcas de garras enormes, muy parecidas a las que quedaron en la habitación de María.

   —Ahora te toca a ti —te dice el anciano.

   —¿A mí? ¿Y usted qué?

   —¿Me has mirado bien? —El hombre se señala la pierna—. Apenas puedo andar, ¿qué crees que podría hacer yo? Debes salvar a tu amiga antes de que se la lleve a su mundo o le haga algo peor, ¡date prisa!. Pero ten cuidado, la bestia tiene el oído muy fino.

Miras el cuchillo. Mide veinte centímetros y parece viejo, aunque está todavía afilado. ¿Qué vas a hacer tú con eso frente a un terrible monstruo con garras y colmillos?

La cosa se complica… ¿qué haces?

A. Entro por la puerta principal.

B. Entro por la ventana.

C. Entro por el sótano.