Ya hemos llegado casi al final, esta es la conclusión de la última escena y mañana pondré el final y el ganador del ejemplar de En Busca del Gólem.
Si os apetece, en una semana empezamos una aventura nueva.
A.
Decides esperarte, ya que no sabes qué más hacer para ayudar a tu amiga. Esta sigue gimiendo y le dice a la bestia que la deje libre, pero no sabes si la entiende o no, ya que sigue mirando la moneda que tiene en sus garras.
En un momento dado se acerca a María con la moneda y se la muestra.
—¡No sé qué quieres de mí! —exclama de nuevo, histérica.
La criatura se acerca más aún a tu amiga hasta que queda de espaldas a la puerta. En ese momento entiendes que tienes que actuar.
Mientras la bestia gruñe y tu amiga lloriquea, abres la puerta despacio y recorres los pocos pasos que te separan de ella. Agarras con fuerza la daga plateada, como si fuera la mítica espada de Bilbo Bolsón, Dardo, y se la clavas en la espalda con todas tus fuerzas.
La bestia suelta un grito desgarrador a la vez que se da la vuelta, golpeándote al girarse y haciendo que caigas al suelo. Con el cuchillo todavía clavado en la espalda se retuerce de dolor, a la vez que intenta alcanzar con sus manos su mango para quitárselo, pero no llega. Por el sitio donde se lo has clavado le sale un extraño humo amarillo.
El hombre-lobo sigue retorciéndose de dolor, ignorándoos a los dos, aunque no puedes llegar hasta María, ya que él está en medio.
Después de un largo minuto se queda quieto en el suelo, como muerto. De pronto comienza a cambiar. El pelaje le desaparece y disminuye de tamaño.
María y tú ves con asombro cómo se transforma en un chico normal, de unos veinte años y pelo corto, que está casi desnudo. El chico se sienta y os mira sonriendo.
—Muchas gracias.
Entonces desaparece.
—Salgamos de aquí —le dices a tu amiga.
¡ENHORABUENA!, HAS LLEGADO AL FINAL, MAÑANA LA CONCLUSIÓN Y DIREMOS QUIÉN HA GANADO UN EJEMPLAR DEDICADO DE EN BUSCA DEL GÓLEM
B.
Decides intentar hacerlo salir. Buscas a tu alrededor y encuentras un jarrón roto en el suelo. Coges uno de los trozos grandes y lo lanzas al fondo del pasillo.
El trozo de jarrón se hace pedazos emitiendo un ruido bastante fuerte y un segundo después ves a la bestia salir de la habitación echa una furia.
—Ahora es el momento… —murmuras, entrando en la habitación.
En cuanto tu amiga te ve pone los ojos como platos.
—¿Eres de verdad tú? —te pregunta.
—Sí, venga, vamos, corre. —Coges a María de la mano y la ayudas a levantarse.
Acabáis de salir por la puerta cuando te encuentras con la bestia, que regresa.
Reaccionas con rapidez y le atacas con el cuchillo, pero el hombre-lobo es rápido y se mueve a un lado, por lo que solo le hieres en un brazo.
No obstante, el monstruo lanza un potente grito de dolor y se abalanza sobre ti. Ya no recuerdas nada más, puesto que cuando despiertas estás en el hospital. Tienes casi todo tu cuerpo vendado y te sientes fatal.
En la cama junto a ti está María, en un estado parecido al tuyo.
Tardaréis semanas en recuperaros y el encuentro con el hombre-lobo os dejará feas marcas para siempre, pero al menos estáis vivos.
CASI LO CONSIGUES, PERO AL MENOS HAS LLEGADO AL FINAL, MUY BIEN
C.
Coges aire y, empuñando tu daga con fuerza, te lanzas al interior de la sala. No hace falta decir que la bestia se entera inmediatamente de que acabas de llegar y se pone en pie, a la vez que te enseña sus enormes colmillos.
El poco valor que habías podido reunir se esfuma frente a semejante rival y tu arma, que ahora te parece diminuta, tiembla en tu mano. No obstante, consigues quedarte donde estás.
María se pone en pie también y se coloca detrás de ti.
—Corre —le dices con voz temblorosa.
Tu amiga te hace caso y sale de la habitación a toda prisa. Sin embargo la bestia sigue quieta, mirándote.
En ese momento escuchas a la bestia hablar por primera vez, con una voz muy profunda y siniestra.
—Algún día regresaré a por ti, estés donde estés.
Acto seguido se lanza sobre ti y te lanza un tremendo zarpazo en el estómago. Sientes un dolor muy intenso durante unos instantes, porque te desvaneces. Cuando despiertas estás en el hospital. Junto a tu cama están tus padres y María.
—¡Por fin despiertas! —exclama tu madre, llorando de alegría.
María te coge la mano y la aprieta con fuerza.
—Gracias por salvarme.
Tendrás que quedarte más de dos semanas en el hospital, ya que estás muy débil, y cuando salgas de allí tendrás unas terribles marcas en tu pecho durante toda tu vida, además de unas horribles pesadillas algunas noches, pero lo importante es que tu amiga está bien y tú te has salvado.
LA HISTORIA NO HA ACABADO MAL, PERO NO ES EL MEJOR FINAL, ¡QUÉ PENA!
Esther
Muchas gracias! Ha estado genial!
Esperamos la siguiente
mari carmen
meagustado
Nahia
Nos ha gustado mucho. Esperamos ansiosas la proxima aventura
James
Muchas gracias a vosotros por participar.
María Giménez
Muchas gracias, ha sido muy entretenido, espero llegar a tiempo para la próxima