Aquí tenemos la conclusión, esta vez era más difícil. ¿Quién habrá acertado?
A.
Te escondes debajo de la cama con tu amigo y esperáis durante unos minutos. Entonces escucháis sonidos de pasos, alguien sube por la escalera. La puerta de la habitación en la que estáis se abre y tanto Jorge como tú os quedáis muy quietos. Tú incluso contienes la respiración, con miedo a que te oigan.
—¡Aquí no hay nadie! —exclama uno de ellos.
—El mocoso tiene que estar aquí —dice otro. En ese momento lo ves asomarse debajo de la cama—. Uy, hay dos, hola mocosos.
Jorge y tú salís corriendo de debajo de la cama antes de que os puedan atrapar.
—¡Vamos abajo! —exclama tu amigo. Los dos hombres corren justo detrás de vosotros.
De tan rápido que vas te tropiezas al bajar la escalera y caes rodando. Todo a tu alrededor se nubla.
Cuando abres los ojos de nuevo es de día.
—¿Estás bien? —te dice tu padre, que está a tu lado.
Te levantas despacio.
A tu lado está la roca con forma de caracol.
—He soñado que viajaba al pasado, a la época de los piratas —le dices.
—¡Menudo sueño has tenido! —exclama tu padre riendo al ver que estás bien—. Ven, vamos a ayudar a tu madre.
FIN
B.
Bajáis por las escaleras intentando hacer el mínimo ruido posible, aunque los crujidos que hacen la tablas de madera al pisarlas te dan la sensación de que despertarían a un dinosaurio.
No obstante, llegáis abajo sin ver a nadie.
—Hacia la cocina —te dice Jorge, señalando una puerta al lado del recibidor.
Entráis en silencio.
—Métete en ese armario, nunca nos encontrarán —dice tu amigo.
Le haces caso y Jorge está a punto de entrar contigo cuando escucha un grito de su madre.
—¡Mamá! —exclama, asomándose fuera de la cocina.
En ese momento se encuentra con un hombre y antes de que reaccione lo agarra.
—¡Ya tengo al mocoso! —exclama el hombre, cerrando la puerta de la cocina y marchándose.
Tú te quedas donde estás, sin atreverte a salir de tu escondite.
Los minutos pasan y oyes ruidos y gritos, pero tienes demasiado miedo como para salir. Cuando te decides, una hora después, encuentras a la madre de Jorge sentada en la escalera y llorando.
—Los han secuestrado —te dice entre lágrimas—. Han secuestrado a Jorge y a mi marido.
C.
Bajáis en silencio por la escalera, cuyos escalones de madera crujen bajo vuestros pies.
—El despacho de mi padre está hacia aquí —te dice, abriendo la puerta.
Sentado detrás del escritorio está el padre de Jorge, que os mira muy serio, y a su lado está su madre, también con cara rara.
En cuanto entráis la puerta se cierra detrás vuestro y veis a tres encapuchados, uno de los cuales lleva una pistola.
—Mira qué bien, ya no tenemos que ir a buscar al niño, aquí lo tenemos —dice uno de ellos—. ¡Hay otro! Pues nos llevamos a los dos.
—¡No! —gritan sus padres.
Antes de que tengáis tiempo de nada se os echan encima y os atan las manos.
Tienes mucho miedo y deseas con todas tus fuerzas regresar a casa, a tu tiempo.
De pronto empiezas a marearte y te desmayas.
Cuando abres los ojos de nuevo es de día.
—¿Estás bien? —te dice tu padre, que está a tu lado—. Te has desmayado de golpe, ¡qué susto nos has dado!
Te levantas despacio.
A tu lado está la roca con forma de caracol.
—He soñado que viajaba al pasado y que me secuestraban unos bandidos —le dices.
—¡Menudo sueño has tenido en solo un minuto! —exclama tu padre riendo al ver que estás bien—. Ven, vamos a ayudar a tu madre.
FIN
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