Aquí tenéis la conclusión. ¿Cuál pensáis que ha sido la mejor respuesta?
A)
Lucía se pone a arreglar la radio mientras vosotros esperáis.
—En cuanto contacte vendrán a buscarnos en menos de cinco horas —te dice, animada.
A la media hora Lucía sale de la avioneta resoplando.
—No puedo arreglarla.
—¿Pero no se supone que eres una experta arreglando cosas? —pregunta su hermano.
—¡Sí! Si tengo las piezas y los recambios. ¿Ves por aquí alguna tienda de electrónica para comprar, listillo? —le contesta.
—¿Entonces qué hacemos? —preguntas.
En ese momento escucháis voces.
—¡La guerrilla!
Os alejáis y os escondéis no muy lejos de allí.
Durante la siguiente hora escucháis sonidos y voces en la avioneta, pero no os atrevéis a asomaros. Cuando ya por fin parece que se han ido volvéis.
Se han llevado todo lo que había en la avioneta, no han dejado nada.
—Al menos tenemos esta mochila con algo de comida, aunque si lo hubiera pensando antes habría preparado la otra mochila… —se lamenta Fabián.
B)
Decidís esperar a la guerrilla y mientras preparáis unas mochilas con comida y agua, por si acaso. A la media hora escucháis voces.
Unos pocos minutos aparecen cinco hombres sucios, con barba y armados con fusiles y pistolas.
—Hola, hemos tenido un accidente, ¿nos podríais ayudar? Podemos daros lo que hay dentro de la avioneta —dice Fabián, sonriendo e intentando que no se le note el miedo.
Los hombres empiezan a reírse.
—No hace falta que nos deis nada, todo lo que hay en la selva es nuestro —dice el jefe, entre risas—. Pero nos habéis caído bien, así que os dejaremos marchar. Venga, largo de aquí, pero primero dejad esas mochilas aquí, nos las quedamos.
—Pero… al menos dejadnos llevar algo de comida.
—Nada de nada, todo es nuestro, venga, a correr.
El hombre os apunta con la pistola y no tenéis más opción que marcharos sin nada.
En ese momento te das cuenta de que en los bolsillos de tu chaqueta llevas dos paquetes de galletas y un pequeño panecillo. Mejor eso que nada.
C)
Preparáis unas mochilas con comida y agua y os alejáis de allí.
—Tenemos que ir hacia el oeste —te dice Fabián—. Yo creo que en dos días podríamos llegar a zona habitada, si todo va bien, aunque si la cosa se complica igual tardamos cuatro.
—¡Cuatro días! —exclamas. Cuatro días viviendo en la jungla.
—No te preocupes, seguro que tardamos menos. Además, en la selva podemos conseguir más agua si hace falta y racionaremos la comida, tenemos bastante —te dice Lucía, adivinando qué es lo que estás pensando.
—Y yo soy un experto en esto de sobrevivir en la jungla —añade Fabián, guiñándote un ojo. En ese momento se pone serio—. No te muevas, ¡tienes un escorpión justo detrás! ¡Los del amazonas son letales!
Das un salto del susto y te alejas corriendo.
Unos metros después te das la vuelta y ves a Fabián muerto de risa.
—¡Te lo has creído! ¡Menuda cara has puesto!
—¡Qué malo eres, Fabián! Pareces un niño —le reprende su hermana—. Venga, vámonos.
Os marcháis animados, sabiendo que tenéis bastantes provisiones, aunque a saber los peligros que encontraréis.
Anbrece
Qué guay!!!!