¿Jugamos a una Aventura?

Aventuras donde tú eres el protagonista

Peligro en la Jungla: Escena 3 (conclusión)

Vamos con la conclusión, espero que estéis disfrutando de la aventura.

A.
Os metéis en la cabaña y, después de cerrar la vieja puerta y atrancarla con una rama gruesa para que no entre ningún animal, os tumbáis en el suelo de paja, pero antes de eso revisáis todo el interior en busca de algún pequeño animal peligroso.

   —Las tarántulas son tan grandes como una mano abierta —te dice Fabián, sonriendo—, pero no te preocupes, aquí no hay ninguna…

   —Venga, vamos a dormir —le interrumpe su hermana.

   No es muy cómodo dormir así y te despiertas por la mañana con dolor en la espalda, aunque al menos has descansado bastante bien.

   Encontráis un pequeño riachuelo a unos metros de donde estáis y aprovecháis para beber y lavaros la cara.

   —Venga, sigamos —dice Lucía, animada.

B.
Trepáis con facilidad a un árbol enorme y una vez estáis a unos tres metros de altura os acomodáis lo mejor posible para pasar la noche. Desde abajo no parecía mucha altura, pero ahora que estás arriba sientes un poco de vértigo. Como te duermas y te caigas, te harás mucho daño.

   —No te preocupes, con estas lianas nos ataremos para no caer —te dice Fabián, que ha pensado en todo, mientras mira a su alrededor.

   —¿Qué buscas? —preguntas.

   —Serpientes.

   —¿Serpientes? —Sientes un nudo en el estómago.

   —Sí, hay algunas muy peligrosas aquí. ¿Sabes lo que es una boa constrictor? Es gigantesca y se te enrolla por el cuerpo y luego…

   —¡Fabián! Deja de asustar —dice su hermana, para luego mirarte—. No le hagas caso, las boas constrictor no atacan a humanos.

   —Bueno, normalmente no, salvo que se sientan amenazadas, pero hay otras más pequeñas pero muy venenosas que…

   —He dicho que ya está bien, a dormir.

   Las ramas son muy anchas y se puede dormir, aunque son muy incómodas. Te despiertas varias veces y en una de ellas a causa de una pesadilla donde una serpiente gigante iba a comerte. Pero lo peor sucede cuando quedan dos horas para el amanecer y notas algo vistoso tocando tu cara. A partir de ese momento ya no puedes dormir.

   Por la mañana sientes el cansancio y dolor de espalda, pero al menos habéis dormido seguros.

   —Estoy hecho polvo, qué incomodidad —se queja Fabián.

C.
Os metéis en la cueva, que apesta, pero al menos se está fresco, y os tumbáis. El suelo es de tierra y bastante blando, así que no tardáis en dormiros.

   Sin embargo, apenas una hora después unos gruñidos os despiertan.

    —¡Vámonos, corre! —te dice Lucía, cogiéndote del brazo.

   No te da tiempo ni de mirar qué tipo de animal era el que vivía en la cueva, pero parecía grande.

   Corréis durante un buen rato hasta que estáis seguros de que ya no os sigue.

   Esa noche no descansáis nada y empezáis el día siguiente agotados.

   —¿Tú no eres el experto en la selva? —le recrimina Lucía a Fabián—. Podías haber deducido que si había cacas frescas era porque vive un animal aquí.

   Fabián se encoje de hombros, sin saber qué decir.

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1 Comentario

  1. Emma Martín González

    Yo elijo la b ,el arbol.

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